Monday, March 31, 2014

 cratilo

Edgar Cano
Cratilo
Litografía




"Crátilo o del lenguaje" Es el primer antecedente sobre el complejo mecanismo de los nombres, el habla y  la comunicación efectiva. Por supuesto, en este diálogo entre Sócrates, Hermógenes y Crátilo, encontrarás  importantes reflexiones sobre esa alforja, cuadrúpeda, entretejida, muscular, serpenteante, encriptada...
                        ...naturaleza del lenguaje.




        En principio la observación es indispensable, experimentar lo que nos rodea, después nombrarlo de acuerdo a esta experiencia.  De aquí que la litografía de Edgar Cano cuente con una bóveda cristalina, la retina ocular que persigue todas las aristas de la naturaleza, un brillante cíclope que analiza. En el "Cratilo" , para Sócrates todos los nombres de  objetos, humanos, animales, sentimientos y demás, tienen un origen sensato, unos más sensatos que otros debido al compromiso del observador, el científico entra aquí por su necesidad de explicar  la esencia de su entorno.

        Los humanos  no sólo definimos, mejor aún, redefinimos nuestro mundo, por esa necesidad de llegar a más y  aclarar lo que creíamos  ya revelado. Percibiremos que el clima cambia, los seres vivos también, los objetos se degradan hasta el derrumbe, el envejecimiento sin duda nos lleva a todos a la desaparición,  pero nuestra imaginación social entorno a lo que nos rodea continua prolongándose, redefiniendo incluso lo que ya no existe, ni lo que sabemos si ha existido.

         Los apodos por supuesto son un ejemplo claro de este mecanismo de redefinición, aunque nuestros padres dedicaron tiempo y esfuerzo para darnos  un nombre que nos imponga, tras la convivencia social, nuestros compañeros, familiares o vecinos, nos observan de manera  más sensata, extraen características esenciales  cuando nos  apodan "el Orejón", "el Cabezón", "el Gordo" y más tildes que tocan fibras sensitivas de nuestro autoestima. Si el apodo es certero, nadie se preguntará el  origen de ese nombre, sino simplemente se reirá.

         Entonces, redefinir es más importante que suponer, afirmar, aceptar que hemos llegado a la plena observación de un objeto de estudio, de ello depende nuestra posición, la perspectiva con la que lo describimos, tal cual como un pintor que plasmó a detalle las dimensiones de su modelo e ignoró otras. Piénsenlo así, cuando miramos al cenit, para admirar nuestro satélite natural que tanto ha inspirado terror, amor y misterio,  estamos siempre  olvidando un lado obscuro de la luna.

     

  

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